La mujer y las reivindicaciones
- Escribe César Zeña Santamaría
- 2 sept 2017
- 2 Min. de lectura
En los textos bíblicos, desde la venida de Jesús, ha habido una constante recuperación por poner a la mujer en un lugar especial en la sociedad; lo que no se daba o no se notaba en el Antiguo Testamento. Para la Iglesia Católica, María es catalogada como “Reina del Cielo” o “Inmaculada Concepción”. Ese hecho tiene una significación de un alto contenido reivindicativo y de homenaje para la mujer que a través de los siglos ha sido objeto de menosprecios.
A este acontecimiento se suma que el Papa Francisco haya puesto en agenda de discusión la posible entrada de la mujer en el sacerdocio, lo cual es ya bastante, dado el grado de “machismo” que siempre se le ha señalado a la Iglesia. La imagen de la mujer, en un contexto difícil, emerge como símbolo de lucha y de ternura, y el propio pueblo reclama ese derecho negado por siglos.
En el campo de la política del siglo XX, no podemos decir que la mujer haya tenido una menor cuota de protagonismo. En Europa y en América, ha habido Primeras Ministras, presidentas, senadoras, parlamentarias, que han gobernado con mano fuerte y han planteado con victorias las políticas reivindicativas que el siglo XIX les negó.
La historia nos ha mostrado grandes personajes que lucharon hasta la muerte por sus ideales, como Juana de Arco, quien comandó un ejército en nombre de la justicia, demostrando que las mujeres poseen el don de mando absolutamente desarrollado. Además, María Curie fue ganadora del Premio Nobel de Química por descubrir un nuevo elemento.
Por su parte, qué hubiese sido de la gran literatura y de la extraordinaria pintura del siglo XX sin la ayuda incondicional de Gertrude Stein, quien apoyó con sus millones a los escritores que partieron a París después de la Primera Guerra Mundial, y que ella los llamó “La Generación Perdida”. Qué hubiese sido de Picasso, de Rivera, de Modigliani, si esta generosa dama francesa no hubiese puesto el hombro para que estos genios puedan crear sus obras maestras. Y así como ella, muchas damas a veces anónimas han apoyado el arte y la cultura, evidenciando generosidad y una alta sensibilidad y distinción.
Imaginémonos a la madre Teresa de Calcuta, ¿qué nos trae a la memoria? Sin duda, ella llevó la generosidad a niveles celestiales. Pasó su vida sacrificándose por los pobres, amando a cada leproso que se le cruzaba en el camino y dándolo todo por la justicia del mundo. Esta ejemplar mujer recibió el Premio Nobel de la Paz, demostrando que la lucha de las mujeres no solamente puede estar en los campos de guerra sino también en las ciudades comunes donde hay necesitados.
En estos meses, el Perú se ha visto conmovido por casos de maltrato a la mujer. Ante esto las leyes peruanas se van poniendo más duras para aquellos seres bestiales que tocan con violencia animal a sus esposas o enamoradas. Indudablemente, será una batalla que ganen las mujeres, porque la historia nos ha demostrado que la victoria final la tienen ellas. ¡Siempre!

Comments